jueves, 17 de mayo de 2012

Un paseo por Ginebra (I parte)







Ginebra conmemora este año los trescientos años del nacimiento de su ilustre pensador Jean Jacques Rousseau. Una ocasión ideal para desentrañar los secretos de la ciudad natal de este revolucionario filósofo y descubrir el contexto donde se gestaron algunas de las ideas más influyentes en la historia reciente de la vieja europa. No en vano, presume orgullosa de ser cuna de personajes tan ilustres como el Reformador Calvino o el genial literato y filósofo Voltaire, que residió en ella durante sus últimos años de vida. Las reducidas dimensiones de esta coqueta y deliciosa villa suiza, cuya población de 187.000 habitantes es similar a la de Castellón de la Plana o Santander, la convierten en un destino perfecto para realizar una escapada de fin de semana.


Vista nocturna de 'Pont des Bergues', en el centro financiero de la ciudad

A escasa hora y media de vuelo desde la Península y a muy pocos kilómetros de la frontera francesa, descansa una de las capitales más desconocidas y enigmáticas de Europa. Su casco antiguo medieval, frondosos parques, su hermoso y vitalista Lago Leman, arquitectura moderna, el alternativo barrio junto al río Ródano, las lujosas tiendas del centro de la ciudad, su entorno paisajístico salpicado de viñedos e impertérritas colinas... constituyen sus atractivos más relevantes. La capital francófona de Suiza esconde mucho más de lo que enseña. A simple vista, el viajero puede sentir cierta desilusion cuando realiza un primer recorrido por la urbe. Pero se trata de una sensación pasajera: la magia de 'Geneve' reside en en sus tesoros escondidos, en su espíritu candente, en un alma que se deja descubrir paso a paso... tan sólo es cuestión de dejarse llevar para poder desenmascarar el rostro de una capital que muestra su lado mas autentico tras las sedes de bancos y organizaciones internacionales, tiendas de relojes y boutiques de lujo exquisito. Este proceso de adaptación a la ciudad lo refleja de forma muy realista Paulo Coelho en su obra 'Once Minutos', ambientada en Ginebra, a través de Maria, una brasileña que emigra a Ginebra en busca de una vida mejor.

La ciudad medieval, la Ginebra más auténtica
Si tuviera que elegir el barrio más delicioso y cautivador de Ginebra me quedaría sin dudar con su casco antiguo medieval. Emplazado en lo más alto de la ciudad, en la colina de Genua, desprende un hechizo tan potente que es imposible escapar a su embrujo. Perderse por sus empinadas callejuelas cuajadas de adoquines es uno de los placeres más exquisitos que el viajero puede experimentar en esta villa suiza. Infinidad de galerías de arte, tiendas de antigüedades, cafés bohemios y restaurantes elegantes pueblan sus rincones. La plaza de Bourg-de-Four, antigua plaza mayor, constituye el corazón del barrio. Un pequeño remanso de paz coronado con una hermosa fuente central alrededor de la cual perviven varios cafés y restaurantes con sus respectivas terracitas. El 'Café Le Clemence' es uno de los más populares y antiguos de la ciudad. Os recomiendo realizar un alto en el camino para poder impregnaros de su atmósfera intelectual y degustar sus deliciosos cafés, cervezas artesanales, vinos e incluso champagnes. A pocos pasos, se pueden contemplar las murallas del S.XVI que abrazaban la ciudad y, a través del pasaje Degrés-de-Poule, se llega a la imponente catedral protestante de Sant Pierre. En el subsuelo de la misma reside uno de los secretos más valiosos: un yacimiento arqueológico con vestigios históricos (restos de una antigua basílica paleocristiana, un mosaico romano, ruinas de antiguas catedrales...) que abarcan doce siglos. Muy recomendable es también la subida a la torre de la catedral, desde donde se contempla una extraordinaria e inolvidable panorámica de Ginebra.



Espectacular panorámica desde la torre de la Catedral de San Pedro

Un paseo por la calle Granges para admirar sus magníficos edificios del s.XVIII y una visita al Museo de los Reformadores, ubicado junto a la catedra, en la 'Maisson Mallet', constituyen dos 'musts' de este recorrido por el casco antiguo. Por supuesto, no podemos finalizar esta ruta sin visitar el 'Espacio Rousseau', en el número 40 de la 'Grand Rue', su casa natal. Un viaje audioguiado por la vida y la obra del genial escritor, filósofo y músico.
Para degustar un delicioso tentempié a media mañana o media tarde, el 'Café Creperie Saint-Pierre' (Plaza de a Taconmería), detrás de la catedral, ofrece crepes y ensaladas a precios muy razonables en comparación con otros restaurantes de la ciudad.

La Ginebra de La Reforma

Descendiendo la colina por el lado más cercano a la muralla, nos adentramos en el Parque de los Bastiones, popular por albergar el famoso Muro de los Reformadores o Monumento de la Reforma, inaugurado en 1909. Calvino, Guillaume Farell, Beza y John Knox, principales defensores e instigadores de La Reforma, son los protagonistas de esta inmensa pared de piedra grabada y con bajorelieves construída en una de las viejas murallas del S. XVI. Una vez admirada esta importante obra, salimos por una de las puertas principales del parque y desembarcamos en la Plaza Nueva. Merece la pena deternerse aquí unos instantes para admirar algunos de los edificios más representativos del s.XIX ginebrino. Entre ellos, el Gran Teatro (La Ópera), que preside la plaza con porte majestuoso, el Museo Rath y el Conservatorio de Música.



'Place du Bourg -de- Four', en pleno casco antiguo

 

 

 

 

 



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El Boho Bar es uno de esos restaurantes que te sorprenden nada más entrar. Es en sí mismo un universo surgido de la mano de dos aventureros...